
El silencio me sonrie. La soledad
me abraza y me acaricia levemente.
La noche me mira lejana y alterada.
Yo los ignoro porque pienso en tí,
en la ternura de tu corazón que anhelo.
Quiero hablarle a todo el mundo, gritarle
a todos lo que siento por ti.
Pero no hay nadie. Grito y las paredes,
aterradas y expectantes, recogen
mi grito y mi lamento:
¡Qué solo estoy cuando no estas tu!
Juan Carlos


