Doblan El Cabo

martes, 15 de abril de 2008

LA HISTORIA DE UN DESENCUENTRO......

Marta pulso el botón del ascensor con nerviosismo, no solo le temblaban las manos, era todo su cuerpo. Al llegar a la planta baja del hotel se encamino hacia la puerta lentamente, con timidez, con cierto miedo a enfrentar el pasado que ahora creía haber despertado tan inconscientemente.

Su móvil sonó antes de alcanzar la puerta, se detuvo, era su madre que la llamaba como siempre en el momento menos oportuno, parecía una bruja que supiera exactamente cuando podía fastidiar bien a su hija y darle una estocada.
Las puertas automáticas del hotel se abrieron y móvil en mano de pronto dejó de oír a su madre....Estaba allí, ese hombre que le decía, conmigo no hablas porque mi teléfono no suena.

Era Pedro sin duda, había cambiado mucho pero le conocía tan bien que pudo sentir en él el mismo nerviosismo que ella tenía. Se metieron en su coche y mientras los dos temblaban de emoción por el encuentro decidieron el restaurante donde cenarían y se pondrían al día de sus vidas después de tantos años.

Ella estaba en una nube desde donde no quería perderse detalle, recordaba cada gesto suyo que ahora repetía, su mirada, su sonrisa y esa complicidad que les hizo ser sinceros y de nuevo contarse intimidades sin falsas apariencias.
La vida para ambos no había sido fácil......pero no habían perdido la sonrisa, seguían haciendo un chiste de ellos mismos y del guionista que se le había ido la mano quizás un poco con sus guiones....no se lo puso de rosas a ninguno.

Marta a pesar de ser una mujer fuerte, era tímida y si bien guardaba de Pedro el recuerdo de un amor confidente y a veces amigo, también tuvo presente que no se sintió correspondida por él y nunca le hizo saber directamente que sentía por ella. Por eso cuando aterrizó en la conversación aquella pregunta en los postres, simplemente pensó que no estaba hablando de ella.....Pedro, hablando del amor y de lo que uno siente al estar enamorado, dijo sentir cuando la veía mariposas en el estómago (¿ era con ella con quién sintió mariposas? ) ¿Tú lo sentiste alguna vez? Preguntó él. Volvió a preguntar, lo sentiste alguna vez.....

Se quedó en blanco sin poder responder, sin poder preguntar, sin poder decirle....¿Me estás diciendo que me amabas a mi y no me lo dijiste? No preguntes, se dijo a si misma, si te dice que no querrás que te trague la tierra por querer verle después de tantos años.
Pasaron horas que parecían minutos hablando como si hiciera unos días que no se veían, entre risas y bromas. Ella se había cerrado el abrigo hasta el cuello como si sintiera que para él era transparente y le hacía sentir vulnerable.

La llevó de nuevo al hotel, todo había salido mal, eran tan iguales que ambos fueron torpes y se despidieron con un beso en los labios al pié del ascensor.
Aunque tenían sus teléfonos y sus email con el tiempo el silencio volvió a abrir el mismo abismo de miedo entre ambos de antaño. Miedo al rechazo, miedo a no ser amados como soñaron, a no ser como se soñaron.......Ambos prefirieron no conocer las respuestas por miedo.

Esta historia tiene una moraleja......Nunca digas nada malo de tu guionista......Te lo puede poner peor. Di en todo caso que lo hace muy bien solo que tú eres tan torpe que no sigues sus indicaciones. Puede ser incluso cierto y Marta y Pedro simplemente no leyeron el guión y el pobre guionista se tiraba de los pelos al ver como ese par de tontos desperdiciaban una oportunidad semejante.


Pilar.

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