Doblan El Cabo

sábado, 29 de marzo de 2008

lunes, 24 de marzo de 2008

sábado, 22 de marzo de 2008

ORACIÓN A MI MISMO




Que yo me permita mirar, escuchar, y soñar más.

Hablar menos.

Llorar menos.

Ver en los ojos de quienes me miran, la admiración que me tienen... y no la envidia que prepotente mente pienso que sienten.

Escuchar con mis oídos atentos y mi boca estática, las palabras que se hacen gestos y los gestos que se hacen palabras.

Permitir siempre escuchar aquello que yo no tengo permitido escuchar.

Saber realizar los sueños que nacen en mi y por mi y conmigo mueren, por yo no saber que son sueños.

Entonces, que yo pueda vivir los sueños posibles y los imposibles; aquellos que mueren y resucitan a cada nuevo fruto, a cada nueva flor, a cada nuevo calor, a cada nuevo rocío, a cada nuevo día.

Que yo pueda soñar el aire, soñar el mar, soñar el amar.

Que yo me permita el silencio de las formas, de los movimientos, de lo imposible, de la inmensidad de toda profundidad.

Que yo pueda substituir mis palabras por el toque, por el sentir, por el comprender, por el secreto de las cosas mas raras.

Por la oración mental (aquella que el alma cría y que sólo ella escucha, y sólo ella responde).

Que yo sepa dimensionar el calor, experimentar la forma, vislumbrar las curvas, diseñar las rectas, y aprender el sabor de la exuberancia que se muestra en las pequeñas manifestaciones de la vida.

Que yo sepa reproducir en el alma, la imagen que entra por mis ojos haciéndome parte suprema de la naturaleza, creándome y recreándome a cada instante.

Que yo pueda llorar menos de tristeza y más de alegrías.

Que mi llanto no sea en vano, que en vano no sean mis dudas.

Que yo sepa perder mis caminos, pero que sepa recuperar mis destinos con dignidad.

Que yo no tenga miedo de nada, principalmente de mi mismo.

Que yo no tenga miedo de mis miedos!

Que me quede dormido cada vez que vaya a derramar lágrimas inútiles y despierte con el corazón lleno de esperanzas.

Que yo haga de mi, un hombre sereno dentro de mi propia turbulencia.

Sabio dentro de mis límites pequeños e inexactos.

Humilde delante de mis grandezas gafas e ingenuas (que yo me dé cuenta cuan pequeñas son mis grandezas, y cuan valiosa es mi pequeñez).

Que yo me permita ser madre, ser padre, y, si fuere necesario, ser huérfano.

Permítame yo enseñar lo poco que sé y aprender lo mucho que no sé.

Traducir lo que los maestros enseñaron y comprender la alegría con que los simples traducen sus experiencias;

Respetar incondicionalmente el ser, el ser por si solo, por más nada que pueda tener más allá de su esencia.

Auxiliar la soledad de quien llegó, rendirme al motivo de quien partió, y aceptar la alegría de quien quedó.

Que yo pueda amar y ser amado.

Que yo pueda amar aún sin ser amado.

Hacer gentilezas cuando recibo cariños, hacer cariños aunque no reciba gentilezas.

Que yo jamás quede solo, aún cuando yo me quiera solo.

Amén.

(Oswaldo Antonio Begiato)

martes, 18 de marzo de 2008

CONVERSANDO CONTIGO.

Cuando era una niña fascinada por los libros que leía, que me llenaban de otros mundos, otras realidades tan grandes para mi pequeña vida, pedí un deseo. Deseaba tener una fascinante vida que me llenaran de enriquecedoras experiencias para algún día poder escribir y hacer soñar a otros como yo lo hacía ahora. Como me dijo un día un buen amigo hay que tener cuidado con lo que deseas no sea que te lo concedan.....La vida me regaló un viaje emocionante, imprevisible, lleno de matices y sensaciones, donde reí y lloré, amé y perdí. Viví experiencias cotidianas y otras tan llenas de magia que no se pueden contar y mucho menos razonar.

Ahora me doy cuenta de que los sueños se cumplen y que una vez supe que mi camino no era ordinario me entró tanto miedo que tomé la opción de meditar mucho sobre otros deseos. Tanto me pienso si debo o no debo que imagino que en algún lugar del universo debe haber un planeta lleno de mis deseos incumplidos que se llama cuenta de Pilar.....veremos si te atreves.

En el campo de las infinitas posibilidades estoy sentada esperando que las piezas se muevan y vengan a mi por si solas, como sin querer forzar nada que me devuelva de vuelta a la montaña rusa de la que me bajé hace bien poco. Por eso estoy aquí sentada observando el movimiento de la vida y leyendo las señales con las manos abiertas para que lo que se quede en ellas sea porque me pertenece.

Por otro lado esto puede parecer un acto de cobardía y te aseguro que no lo es.....me sobra valor para aceptarlo todo, pero el único camino que lleva a la verdad más absoluta es el amor verdadero y ese no se busca, te encuentra un día, puede que incluso no te des cuenta y lo lleves dentro sin percibirlo y pasa el tiempo de repente brota como un manantial dentro de tu ser y lo llena todo, te inunda por completo en un frenesí incomprensible. Entonces tiras todo conocimiento, todo razonamiento y sientes, solo sientes ese amor supremo que te hace elevar los pies del suelo sin importarte de donde viene solo sabes que nació en ti, que alguien lo sembró y florece como un día de sol radiante. Te das cuenta que ese sentimiento está en ti sin pedir nada, solo que lo sientas, que lo puedes compartir, dar, regalar y sigue creciendo todavía más y más.

Lo único importante en la vida, lo que la llena de sentido es el Amor. No ese amor con minúsculas del que hablan las canciones y los poemas, no del amor de me muero si no me amas........El amor que da sentido a el ser es el que no espera ser correspondido para amar.

Este AMOR es el que yo deseo para mi y para todo el que lea esto.

Pilar.

¡QUE NADIE DUERMA!

¡Que nadie duerma!
¡Que nadie duerma!
¡Tú también, princesa,
en tu fría estancia
miras las estrellas que tiemblan
de amor y de esperanza!
¡Mas mi misterio
se encierra en mí,
mi nombre nadie sabrá!
¡No, no, sobre tu boca lo diré,
cuando resplandezca la luz!
¡Mi beso deshará el silencio
que te hace mía!

¡Su nombre nadie sabrá...
y nosotros, ay, debemos
morir! ¡Morir!

¡Noche, disípate!
¡Estrellas, ocultaos!
¡Estrellas, ocultaos!
¡Al alba venceré!
¡Venceré, venceré!


domingo, 16 de marzo de 2008

BALADA DE OTOÑO

Era una tarde de otoño gris, lluviosa y desapacible. El viento golpeaba la cara de Alfredo con gotas de lluvia mientras avanzaba por la vereda del bosque camino a su cita con Clara.

- "No va a venir - se dijo mientras aceleraba el paso - no va a venir con este tiempo. Me muero por verla, por acariciar su cara, sus manos, besarla... Pero con este tiempo no va a venir. Pondrá una excusa y se quedará en casa, frente a la chimenea, lamentándose de la lluvia en vez de reconocer su poco amor".
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La había conocido año y medio antes, en la playa. Ella miraba el mar como si esperara ver llegar a alguien desde las oscuras aguas. La observó una hora entera antes de decidirse a hablar con ella y caer bajo el hechizo de su sonrisa, de la magia de sus ojos. En ese preciso momento Alfredo comprendió que estaba perdido, atrapado en cuerpo y alma, rendido.
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Clara se dejaba querer, se dejaba mecer en las palabras que Alfredo susurraba, tierno, en sus oídos. Se dejaba querer en cada caricia que él amasaba, en cada mirada, cada estremecimiento. Pero era parca en palabras, racaneaba sentimientos. Y Alfredo quería más amor, mas decisión. Creía firmemente que no lo amaba.
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- "No me quiere, es un hecho... Y no se va a molestar en venir... ¿Para qué pasar frío, para qué aguantar la lluvia...?
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Dobló el recodo del camino que lleva hasta la cruz de piedra en el claro del bosque. Ya podía verla, con aquel ramo de flores que alguien sujetaba todas las semanas al crucero con una cuerda. Al arreciar la lluvia la vio. Apretujada bajo el paraguas negro, temblando de frió. Ella miraba el camino como si esperara ver llegar a alguien desde la oscuridad del bosque. Al verlo soltó el paraguas de la mano y corrió a abrazarlo con todas sus fuerzas, apretándole, comiéndoselo a besos.
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- "Me quiere, me quiere" - repetía Alfredo para si - "Pero niña... ¿Que haces aquí con este frío y esta lluvia? Vas a coger frío, vas a enfermar. Mira que venir en vez de quedarte en casa..."
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Y la apretó contra si, suave, como para no romperla. Miró su cara, gotas de lluvia caían por sus mejillas. La besó en los labios. Su orgullo de hombre enrojeció su cara. Era tan feliz...

domingo, 9 de marzo de 2008

viernes, 7 de marzo de 2008

MANUEL

Manuel es un personaje de esos que piensas que ya no existen en nuestro mundo de tecnología. A veces comparo su mundo con una pequeña caja de zapatos de la que sencillamente no quiere salir. Sin amigos, agobiado por la mala relación con su familia, tutor y guardián de su hermano pequeño que ya es un hombre de veinte años.

A pesar de ser compañeros de trabajo de los que apenas se ven por estar en distintos departamentos, me visitaba durante mi estancia en el hospital por un afán de humanidad. Tenemos tan poco en común que ni yo sabía que decirle ni él tenía nada que contar. Hasta que un día queriendo hacer un chiste me contó su historia. Esa historia que tenemos todos de como percibimos el mundo en nuestras primeras impresiones.....

Nació en un pueblo de mar, en un día que aburrido de la oscuridad sorprendió a su madre de pronto y le dio a luz tumbada en la mesa de la cocina y él resbaló hasta el suelo de tierra dura donde le dieron la bienvenida las gallinas que andaban por allí a picotazos. Y ese es su mayor recuerdo de la vida....siempre espera picotazos, por eso solo recuerda con cariño al abuelo que le llevaba de paseo por los prados hasta una fuente que aliviaba su asma.

A mi me sorprende su pequeño y hermético mundo, donde todo gira en torno a un pequeño eje que es él mismo y su monótono día a día que no se atreve a romper. Un mundo donde no nació la rebeldía aunque si la queja constante por lo estrecho del espacio, al tiempo del miedo a ver que hay mucho mas allá....infinita mente.

También me acuerdo de mi padre que decía que la ignorancia es mas feliz, porque no tiene mas metas, no mira mas alto, no espera nada mas. No se hace grandes preguntas ni se frustra ante las ridículas respuestas.....Salir de la caja y ver el infinito universo a veces es cierto que te deslumbra tanto que no sabes cual es tu estrella, ni tan siquiera si tienes una.....si todas son tuyas.

Por eso a mi me gusta respetar su espacio, donde con el tiempo hizo su nido y lo acomodó a su manera, donde conserva una inocencia que no es de este mundo, donde cultiva para los demás buenos sentimientos. Donde si le cuentas como amigo está ahí para ayudar en lo que pueda.

Es cierto que no tenemos grandes cosas que contarnos....Pero sin duda cada persona llega a tu vida aportando cosas diferentes y quizás Manuel a mi me hace pensar a veces en los contrastes, donde unos se acomodan en un lugar pequeño y otros se pierden buscando horizontes muy lejanos.

Pilar.