Navego hacia ti
con timón firme
para gozarte allí,
dónde el beso encendido
se hace carne.
No esperes la explosión
de mi cuerpo contra el tuyo,
el extasis nocturno
en que me ahogas,
me fatigas, me levantas.
Hoy es un buen día
para mirarnos a los ojos
y sincerar la voz
en melodias tenues y suaves,
atemperar las caricias
sin mutilar las manos,
y decirnos muy bajito,
a bonico, lo que nos queremos.
.
Juan Carlos
Nota. Inspirado por la lectura de un poema de Maryella

